lunes, 17 de mayo de 2010

LA VERDAD

Se están mirando fijamente, ninguno de los dos sabe exactamente cómo es que ellos, los acérrimos enemigos, han llegado a “esa” situación, pero puede verse que no se arrepienten

Ambos están desnudos, uno mirándole al otro el enorme poder y la grandeza de su sexo, pero ninguno de los dos se preocupa por examinar los miembros. Los ojos, verdes unos y grises los otros, siguen viendo directamente a la mirada del otro y ambos parecen perdidos, como si el mundo hubiera dejado de girar y ellos no se dieran cuenta.

Al fin, con mucha parsimonia, el de los ojos verdes se acerca al de los grises y
apoya su mano en la mejilla de su compañero; este, al sentir la, por mucho tiempo deseada, caricia, no puede hacer otra cosa que inclinar un poco la cabeza para profundizar el contacto pero sin apartar la vista del otro.
Entonces el de ojos grises habla. Dice algo sumamente hermoso, algo que le cuesta mucho trabajo decir ya que jamás se lo ha dicho a nadie que no sea su familia inmediata: “te amo Harry”. Y Harry sabe, por el tono meloso que el otro emplea que, por primera vez en su vida, le está diciendo la verdad

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